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— Y un poquito de pan, ó una taza de café; cuidando que entre el pan y el azúcar ó cualquiera otra cosa que se coma no exceda la cantidad expresa- da, ya que el líquido ó bebida no entra en cuen- ta, como que de suyo no hace perder el ayuno; si bien en su uso puede haber falta contra la vir- tud de la templanza. Mas no todas las bebidas están permitidas en este diminuto desayuno, sino únicamente las que tienen por objeto re- frigerar el estómago, por ejemplo: el agua, vino, aguardiente, el te, el café, la limonada, naran- jada ó refresco que no lleven mucho azúcar. La leche sola ó mezclada con otro líquido, el caldo de carne ó pescado, la manteca, etc., no se permiten. Por la noche se acostumbra á tomar una pe- queña refección, llamada vulgarmente colación, la cual, como el desayuno, debe componerse de, substancias vegetales, esto es, pan, legumbres, hortalizas cocidas ó crudas, frutas y otros pro- ductos de la tierra, con exclusión de carnes, pes- cado, mariscos, huevos, lacticinios y lo que de ellos procede, como la grasa ó manteca animal y el tocino, y la nata y mantequilla de la leche. Todo esto en cuanto á la calidad de los ali- mentos; en orden á la cantidad de la colación, la mejor regla es la costumbre que observan las personas timoratas, sabiendo que puede ser tanto mayor cuanto lo exijan el trabajo material ú mental, la complexión y debilidad ú otras causas, que, si no son suficientes para la dis- pensa del ayuno, sobran para hacer á éste lo más llevadero posible; de lo contrario, puede uno debilitarse hasta tal punto, que se imposi- bilite para otros ayunos y aun para cumplir las obligaciones del respectivo estado ú oficio, lo

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