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Dios. Pero no es necesaria la confesión; basta el dolor de contrición de las culpas graves, aña- diendo alguna oración por la intención del Sumo Pontífice. PreG. 4.* ¿Qué más nos concede la Bula por el ayuno voluntario? Resp. Que nuestra alma participe de las bue- nas obras, ayunos, limosnas, mortificaciones, misas, comuniones y oraciones que los justos hagan, el día en que nosotros ayunamos, en todo el orbe católico. Pues es de saber que en la Iglesia hay almas privilegiadas que, además del mérito personal de sus obras buenas, ad- quieren satisfacciones superabundantes, supe- riores á la deuda que han contraído con Dios por sus faltas. Estas satisfacciones y obras super- erogatorias quedan depositadas en el tesoro de la Iglesia, y de ellas se hacen partícipes los fie- les que tengan el Sumario de Cruzada. A dife- rencia de las indulgencias, esta participación aprovecha aun á los que están en pecado mor- tal, si bien por vía de impetración no más, en enanto pueda mover al Señor á conferirles los auxilios de la gracia actual, con que se convier- tan de su depravada vida. PreG. 5.* El ayuno impuesto por voto ¿servirá para conseguir las citadas indulgencias y parti- cipación? Resp. Indudablemente; porque no es de supo- ner que el Vicario de Jesucristo haya querido privar de estas gracias á los religiosos y segla- res que voluntariamente han prometido ayunar, por amor á Dios, en otros días además de los señalados por la Iglesia.

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