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SABADO TRECE En ei nombre del Padre... ORACION en la pagina 3. TERCER MISTERIO GLORIOSO La venida del Espiritu Santo sobre los Apéstoles Jesucristo resucitado, antes de subir al cielo, “mandé a sus discipulos que no se ausentasen de Jerusalén, sino que aguar- dasen la promesa del Padre, que oisteis de mi: Que Juan bautizé con agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espiritu Santo dentro de pocos dias” (Hechos 1,4-5). Cuando Jestis subi6 al cielo, los Apéstoles regresaron a Je- rusalén, y subieron a una estancia superior, donde vivian entre- gados a la oracién. Con ellos estaban Maria, la Madre de Jesus, y algunas otras mujeres (Hechos 1,12-14). Llegado el dia de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una rafaga de viento impetuoso, que llend toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que dividiéndose se posaron sobre cada uno de ellos; que- daron todos llenos del Espiritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, segtin el Espiritu les concedia expresarse. Aquel mismo dia, escitchando la predicacién de Pedro, se convirtieron al Evangelio unas tres mil personas en Jerusalén (Hechos 2,1-41). Aquel dia de Pentecostés comenzé la Iglesia fundada por Cristo a caminar al impulso del Espiritu Santo, y ha llegado hasta nosotros, y seguira caminando, mientras haya en el mundo hombres que salvar. jCuantas acciones de gracias debemos a Dios Espiritu Santo! Breve pausa Recemos ahora las siguientes deprecaciones y avemarias: 1. Para que nuestra fe en el Padre, y en el Hijo y en el Espi- ritu Santo sea mas clara y consciente,

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