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SABADO CATORCE En el nombre del Padre... ORACION en la pagina 3. CUARTO MISTERIO GLORIOSO La Asuncién de la Santisima Virgen Maria La Santisima Virgen Maria, por singular privilegio de Dios, fue preservada en su concepcién del contagio del pecado original y enriquecida con el don divino de la gracia santificante desde el primer instante de su ser natural, porque habia de ser la Ma- dre del Hijo de Dios y Salvador del mundo y también la Madre mistica de todos los hombres. Maria vivid siempre santisimamente, guardando con gran celo su inmaculada virginidad y realizando plenamente lo que habia proclamado en el momento de la Encarnacién del Hijo de Dios: “He aqui la esclava del Senor; hagase en mi segun tu pa- labra”’ (San Lucas 1,38). _ Maria, por ser exenta de todo pecado, no estaba sujeta a la ley de la muerte, castigo del pecado. No obstante, Dios quiso que muriese a imitacién de su Hijo Jesucristo, y efectivamente mu- rié en el momento sefalado por la divina Providencia, y fue sepultada. Poco tiempo permanecié el cadaver de Maria en el sepulcro, tal vez, no mas de tres dias. Al cabo de ellos, la Madre de Dios fue resucitada por su Hijo Jesucristo y llevada al cielo en cuerpo y alma en glorioso triunfo. El Concilio Vaticano II ratificé el doggma de la Inmaculada Concepcién de Maria y también el de su Asuncién al cielo en cuerpo y alma. Este glorioso triunfo de la Santisima Virgen Maria debe afirmar nuestra fe y nuestra esperanza en nuestra futura re- surreccién y ascensién al cielo. Breve pausa 12.

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