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10 CONGRESO REGIONAL Para despertar en el alma el sentimiento del pecado, para robustecer el pensa- miento de la responsabilidad gqué medio adopta la Regla de la Orden Tercera? Léase en ella el siguiente articulo del capitulo Il y véase si hay algo mas eficaz: «Examinen cada dia su conciencia y si hallaren haber faltado, pidan perdon a Dios..,» Quisi¢éramos ver estampado este saludable precepto al frente de los Reglamentos de ciertas entidades que atribuyen los males sociales al pecado del prdjimo. 7.° Justicia y Caridad a) La Regla de la Orden Tercera y Ia practica de la Justicia. La Justicia no es un arma que solo pueden esgrimir los obreros pobres contra los potentados, como creen ciertas masas populares inconscientes. La justicia es una virtud que inclina la voluntad a dar a cada uno lo que en derecho y en realidad le corresponde. Esia virtud obliga lo mismo a los ricos y potenta- dos que a los pobres y obreros. Todos tienen derechos y obligaciones. El que no tiene virtud para cumplir obligaciones, no puede honradamente reclamar de- _rechos. Veamos si San Francisco olvid6é las nociones de justicia al escribir la Re- gla para los Terciarios: Manda (en ,su primitiva Regla) que los que ingresan en la Orden Tercera restituyan lo adquirido injustamente. Comentando este articulo el sabio Abate Doreau (1) dice que San Francisco inteaté remediar las injusticias de su tiempo, que eran las exorbitantes exaccio- nes de los grandes sefiores, la usura que se practicaba a Ia luz del dia, las ra- pifias ds bandas armadas que infestaban la Italia y provocaban ocultas com- pensaciones, quizé extralimitadas. Que esta fuese la mente de San Francisco lo demuestra la carta que escri- bid a todos los rectores o gobernadores de los pueblos, inviténdoles a regirlos segtin el derecho cristiano y exhortandoles vivamente a que se acuerden de la hora de la muerte en que habran de dejar cuanto en el mundo posean. La Regla de la O. T. manda que los Terciarios hagan cuanto antes Testa- mento; con lo cual intenta San Francisco que los ricos se acuerden de restituir inmediatamente lo mal adquirido. Esto se desprende de la carta segunda que el mismo Santo escribié a todos los fieles de todo el mundo. Otra disposicién del Santo es que cuando los Terciarios sufran vejaciones, 0 sean conculcados sus derechos, no tomen la justicia por su mano, sino que acudan al Obispo para que los ampare y defienda. Asi ensefiié San Francisco lo que en nuestros tiempos ha ensefiado Le6én XIII; que la Iglesia es la que debe dirimir las colisiones de los derechos y sefialar limites a la justicia. Finalmente: con intenci6n de cortar injusticias de sefiores feudales y librar alos Terciarios del servilismo, ordena, como arriba hemos dicho, que no pres- fen juramento solemne, excepto el caso en que lo apruebe o mande la Iglesia. b.) La Regla de Ja Orden Tercera y Ja practica’de la Caridad.—Ante _ to- do téngase presente que la caridad no es la /imosna, como parece que creen determinados elementos del campo social. La limosna no es més que una de las infinitas manifestaciones de la Caridad. Esta reina de las virtudes no se caracteriza por la limosna, sino-por un absoluto sacrificio en favor del préjimo. La caridad es un amor sobrenatural, nacido en el coraz6n por motivos, principios y fines sobrenaturales. Y el que po (1) «="S. Frangols et son ceuvre,, p. 872.

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