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DE TERCIARIOS FRANCISCANOS 6.%—Ofrece bases de reforma social mediante la reforma del individuo El valor de una sociedad depende del valor de los individuos que la compo- nén. Se ha exagerado mucho la. influencia que el ambiente ejerce sobre el indivi- duo. Cabe preguntar: ¢Pero quién ha formado y creado el ambiente? gNo son los individuos con sus costumbres y su espiritu? Reformemos los espiritus y quedaré reformada la sociedad. El inico medio de resolver el problema social es una reconstruccién de las ideas y de los sentimientos, dijo el Profesor Ingram en el Congreso Trade-unio- nista de Dublin. A esta labor se dirige resueltamente la Orden Tercera. a) Por el renunciamiento propio.—No hay virtud més antisocial que el egofsmo. Contra él levanta diques la Orden Tercera. Su espiritu se halla ex- presado en aquellas palabras repetidas por San Francisco: Absit mihi gloria- ri nisi in cruce Domini nostri Jesu-Christi, Lejos de mi gloriarme como no sea en la Cruz de Jesucrisfo. Y en aquellas otras que emplea la Iglesia en las ceremonias de la toma de habito de la Orden Tercera: Esfe, tu siervo, de fal modo se revista de Jesucristo que, lleno de espiritu de humildad, recorra el camino de tus Mandamientos, observandolos hasta la muerte. b) Imponiendo Ia mortificacién de Jos sentidos.—La abnegacién es una virtud eminentemente social. «Los sociélogos y moralistas predican la justicia social o la solidaridad; pero estas virtudes serén un suefio mientras no se re- suelva el modo de fundarlas sobre la renuncia voluntaria y espontdnea>. (1) Abnegacién y mortificacién: He ahi dos virtudes esenciales en la Orden Ter- cera. Para que los Terciarios lo comprendieran, San Francisco llam6 a esta su instituci6n Orden de Penitencia 0 Hermanos de Ja Penitencia. Lo mismo les da a entender la Iglesia al imponer el Habito a los novicios Terciarios diciéndoles: que el Sefor fe despoje del hombre viejo con sus acfos y aparfe fu corazén de las pompas del siglo. Y al cefiirles el cordén: gue e/ sefior te cifia con el cingulo de pureza y apague en fu cuerpo la concupiscencia para gue vivas en continencia y en castidad. Muerto al mundo, afiade \a Iglesia entregando al novicio una candela encendida, debes vivir para Dios, aborreciendo las obras de las tinieblas. : Los obstdéculos que a este espiritu se oponen, se le recuerdan al Terciario en la Regla, al prohibfrsele asistir a diversiones poco honestas, hacer gastos excesivos, etc. c) Educando Ia conciencia y robusteciendo el sentimiento de la responsa- bilidad.—Entre las causas que Leén XIII sefiala en su Enciclica Rerum Nova- rum para explicar el origen de la lucha social, hay una que yo llamarfa esen- cial, y es la corrupcién de costumbres: versi in deferiora mores... Es cierto, aunque hay empefio en olvidarlo, que el pecado individual es causa de todos los males sociales. Asi pues, no hay obra social mas provechosa que robuste- cer el sentimiento de la responsabilidad. «Ninguna organizaci6n, por muy per- fecta que sea, lograraé crear una verdadera prosperidad (ha escrito Peabody) (2) mientras un nimero considerable de seres humanos no sienta despertar en su alma el sentimiento de su pecado. @) A. Lugan. L‘ Enseignement social de Jesus. pag. 29. (2) Jesu Christ et la Q. S. pag. 184,

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