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6 Prelados y la admiración de los fieles, ellas se consideraban como las sierva más inútiles en la Casa del Señor. A ejemplo de San Francisco fueron siempre enemigas del reclamo y de la exhibición. Pero Dios ha velado sobre ellas; y la Iglesia les ha hecho justicia. Varios Prelados españoles, dirigiéronse a Su Santidad León XIII, haciendo una exposición de los méritos de tan santo Instituto y suplicando la aprobación del mismo. El Vicario de Jesucristo, en vista de tan brillantes informes, aprobó definitivamente la Congregación el día 25 de Marzo de 1902, expidiendo un De- creto con grandes elogios a favor de las Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia. Causó esto particular regocijo en la Prime- ra Orden que siempre las había considerado como de Casa; y las recibió oficialmente como Hijas suyas por Decreto de Septiembre de 1905, haciéndolas participantes de todas las gracias y privilegios con que ha sido la Orden Capuchina favorecida por la Iglesia. Deseamos vivamente que el Señor conti- núe derramando bendiciones a manos llenas so- bre la Congregación de Capuchinas Terciarias. Misiones de las Capuchinas La Congregación de Capuchinas Terciarias de la Sda. Familia ha sido misionera desde su cuna, sacrificando en favor de las Misiones el personal que ha necesitado para mantener su prestigio en España. He aquí un mérito excep- cional. A principios del año 1902 recibía este bene- mérito Instituto la aprobación Pontificia; y ya en 1905 lanzábase con valor a la más heróica y laudable empresa. Siendo Capuchinas estas re- ligiosas, no podían olvidar que S. Francisco em- prendió la obra de las Misiones entre infieles, en los primeros días de la Orden. Sor Imelda, muerta en olor de santidad Por eso ofreciéronse a la Orden para cooperar en todas las Misiones que los Capuchinos españoles tienen entre ultramar. Valiosas auxiliares de las Misiones. ¿Para qué sirven las religiosas en paises de infieles? Diganlo nuestros misioneros de La Goajira. En 1888 llegó allá una expedi- ción de Capuchinos: Padres José de Valdeviejas, Esteban de Uterga y Carlos de Antigiiedad con tres Hermanos legos. En 1890 llegaron a la misión otros cua- tro religiosos. Dos años más tarde fué una nueva expedición. Pue bien: en el año 1896 quejábanse amargamente de la esterilidad absolu- ta de su ministerio. El desaliento continuó varios años. En 1905 llegaron las Capuchinas y aquello comenzó a cambiar de aspecto. Es que si no se educa a la niña y a la mujer, resulta inútil todo sacrificio. Y para esto es necesaria la misionera,

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