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b — menguadamente la inapreciable riqueza espiritual que importa una indulgencia plenaria. : * Como remate de este trabajillo van insertos, por vía de complemento, tres Apéndices, cuya lectura quizá redunde en provecho de algún benévolo lector. ORIGEN DE LA INDULGENCIA DE LA PORCIÚNCULA En la llanura de Asís, próxima a la ciudad de este nombre, aparecía, en tiempos de San Francisco, una capillita. ruinosa ya y solitaria, erigida (según re- fiere la tradición) el año 352 por cuatro ermitaños llegados de Palestina, y dedicada desde el siglo VI a Santa María de los Angeles. Fué la tercera de las capillas restauradas por el joven penitente de Su- basio, el cual asentó en dicha pequeña Iglesia, lla- mada después Porciúncula, los fundamentos de sus tres edificios espiritualels: las tres Ordenes Seráficas. Cierta noche, dando vado a sus ansias ardorosas de la salud y bien espiritual de los hombres, oraba Francisco por los pecadores en el montecillo in- mediato a la Porciúncula, cuando de improviso una claridad céleste le circunda. y lá voz de un es- píritu angélico le invita a bajar a la Capilla, donde le aguardan Jesús y María acompañados de gran multitud de ángeles. Llegado Francisco a la presen- cia del Señor y de su divina Madre, mientras postra- do y con profunda humildad adora a Jesús y re- verencia a la Sacratísima Virgen, anímale el Sal- vador a solicitar la dádiva que con mayor vehemen- cia desea. Francisco, olvidándose de sí mismo, «y
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