BCCPAM000R00-2-01p01d00000000

0) santamente anhelosos de ganar indulgencias, ya pa- ra sí, ya en favor de las almas del Purgatorio. Varios son los puntos que indiscreta y desacer- tadamente se tocan en las ocasiones aludidas; pero habiendo de atenernos a la tenuidad del espacio disponible en nuestra Revista, en el presente ar- ticulejo nos ceñiremos a tantear un leal exclareci- miento de la materia que enunciamos a continua- ción: : Para ganar una indulgencia plenaria, no estando determinadas las preces que se han de rezar, pera debiendo orarse algún tiempo por las intenciones del Sumo Pontífice, basta'con un Pater y Ave, o con un Salmo, o con las Letanías, o con otra oración cualquiera a voluntad de cada fiel. A guisa de portada y como primer elemento de juicio, dedicado en especial a quienes se dejan señorear demasiado por la razón de la autoridad (la de ciertos escritores), tal vez con no leve que- branto de la autoridad y legítima soberanía de Ja razón verdadera, es oportuno dejar bien consigna- do aquí, qué las condiciones para ganar las in- dulgencias dependen exclusivamente de la voluntad del Sumo Pontífice, en tal forma y grado que, cuan- do dicha Autoridad ha legislado sobre una de- terminada circunstancia y consta con claridad su pensamiento, las opiniones de los hombres que va- yan en desacuerdo con él carecen .de valor, y ja- más pueden ser argumento que im'pida ni dificulte el lucro de la indulgencia, si fielmente se cumplen las. condiciones por la expresada autoridad estable- cidas. Del propio modo, si en el cumplir los re- quisitos se omite algo que, según. la sentencia pro- bable, o, al menos, la más probable, de los teólo- gos, no es necesario, pero que en hecho de verdad lo es, la indulgencia no.se gana; «porque el error e A

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz