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11 — Los mismos Terciarios ganan la indulgencia vi- sitando la Iglesia Parroquial, si en el lugar donde habitan no existe iglesia de Franciscanos, ni otra alguna en la que canónicamente se haya erigido la Hermandad (1). Los propios Hermanos Terciarios, que viven en seminarios, «colegios, hospitales, cárceles y otras se- mejantes casas, donde haya sólo oratorio semipú- blico, y se hallan moralmente imposibilitados para visitar la Iglesia Parroquial, o la de Fran- ciscanos, o aquélla en que esté erigida la Tercera Orden, se lucrarán la indulgencia visitando el ora- torio semipúblico (2). Existen, además, iglesias que, por indultos espe- ciales perpetuos de Roma poseen el mismo privile- gio. Los enfermos crónicos (excepto los que viven en comunidad) imposibilitados para salir de sus casas y aún para llenar requisito de la comunión, pue- den ganar la Indulgencia de la Porciúncula prescin- diendo de lá comunión y de la: visita, y poniendo en su reemplazo las obras que les fueren designadas por el Confesor, siempre que, por existir en la po- blación donde residen alguna lelesia privilegiada, les sería factible lucrar dicha Indulgencia si estu- vieran sanos (3). Los mutilados (sea cualquiera la causa de su desgracia) incapacitados para la visita, se lucrarán la Indulgencia omitiendo ese requisito (4). No es necesario detenerse en la puerta para re- petir la visita, ni pasearse un poco. (1) S.C.L,31 de enero de 1893. Summariuwm,pág. 100. (25.0. L, 18 julio 1902. Summ., pág. 101. (3) Pío IX, 18 de sept. de 1862. (4) Bened. XV, 19 octubre 1917. Razón y Fe, vol. 50 pág. 239.

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