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joven militante de la JOC, también avanzadísimo en sus ideas. La casa po– brísima y desprovista de toda comodidad. Por no haber no había ni sillas para y;entarse, solamente unas banquetas. Mi estancia en Bilbao, o mejor Baracaldo, ha durado tres meses. Mi vida de trabajo ha sido de peón de la construcción, en las contratas de Altos Hor– nos de Vizcaya y con la Empresa de «Arregui Constructores», S. A. Mis instrumentos de trabajo: pala, pico, rastrilla, carretilla y compresor. El horario, con pocas variantes, levantarme a las 5'15, oración, prepara– ción de desayuno, almuerzo y comida. A las 7'15, salida para el tajo. A las 8, comienzo de jornada laboral A las 13, comida. A las 14, vuelta al tajo (la comida en el barracón). A las 17, final de la jornada. Aseo y vuelta a casa sobre las 18 menos un cuarto. A las 20, misa en la parroquia dé Santa Teresa. A las 23, 24, 1, según las circunstancias, reposo. Condiciones de trabajo En general malas. En primer lugar más de. media hora de distancia a pie, lo que suma casi dos horas perdidas y 13 pesetas semanales para trans– porte, por parte de la Empresa. Malas instal::iciones para cambiarnos la ropa Y asearnos. El aseo teníamos que hacerlo en unos pozales y con agua recogida en unos bidones y que estaba, por lo tanto, estancada durante más de una semana. El lugar de la comida un barracón, sin ventilación, sin luz natural -en pleno verano comíamos con luz artificial- con toda la ropa colgada, la ropa nueva Y la sucia, los trajes y las botas de agua... en fin, con suciedad y malos olores. (Por si interesa diré que para el 14 de agosto en que el señor Ministro López Rodó visitó Altos Hornos, se le puso delante una pared de ladrillo, yeso y toda bien blanqueada para salvar las apariencias). Los mandos inter±nedios, los superiores no los ví ni menos traté, senci– llamente de horror. Ordenes despóticas y sin consideración de ninguna espe– cie. Anulación de la iniciativa personal. Esperando la adulación y amena– zando siempre con el castigo. También es curioso que la amenaza consistía en la privación de las dos horas extraordinarias que hacían diariamente para poder vivir. Venganzas personales, sin motivo, sobre todo con los débi– les, mandándoles a los trabajos peores. Y podía alargar los motivos para describir el .. mal trato. Trato que lo recibíamos todos. El ambiente social era pésimo. Gente egoísta, inculta, postergada, indi– vidualista, cobarde, con todas las lacras que puede tener el subproletariado. De vida religiosa cero, si llamamos vida religiosa a la de prácticas religiosas o de piedad. El trabajo más bien era duro, aunque no muy exigente. De vez en cuan– do y por no emplear grúas o palas teníamos que hacer esfuerzos muy intensos, aunque por lo regular no eran muy duraderos, salvo en las exca– vaciones donde el trabajo era durísimo. Ordinariamente no se emplea ni el destajo ni las primas. El jornal muy bajo, más siendo Bilbao una ciudad de precios caros. Nos pagaban 18 pts. hora, incluyendo el domingo (no lo pagaban). Entonces la hora resultaba más baja. Guardo la nómina del mes de julio que supone 3.290,25 pts. Los días abonables pagaban 84 pts. jornal mínimo obligatorio. Ministerio sacerdotal Mínimo. Se reducía a misa diaria y el domingo misa y predicación en 206
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