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V en t:.lóta ¡ncl,pendenda en QlJ(i vivimos nacida de esta l'nferma· soledad, torre cstr1icba de místico eg01smo, pusimos la amargura de una 111a1lrc .iusente pintada en -el paisaje de un J,(emido... 1 y ahora en la niebla de este Monte Cumbre, agolpados los hombres como niños, ~iviendo los laUd9S del común l:lermano y Corazón, Arbol de Cristo, quedamos · injertados a su Tronco nacidos del dolor, junto a la Madre. - IV- Padre mio, ¿por qué me habéis abandonado'? (l\/Ith. 27, 4::i.) Salimos muy pequeños y muy niiiolll de la Casa Paterna por el mumJo y rue el primer histúrico camino, como de niños, inconscieQte y triste. l'. así quedamos en el tiempo solos, sln voz en el espíritu cansado. metido el corazón en la inquietud del Padre que está lejos sin oírnos. (Inquietud de voz en el es¡1íritu y un hambre de caminos orientados y está la· soledad de este desierto metiéndose hasta el alma de mi vid:, Jgual que un cíng·ulo de hierro ardido.), Y en esta soledad el Hombre 'subió sobre la tiena en un d!'SCO y clavó como un grito su Palabra: ••"Padre mio, ¿por qué me hai. abandonado e11 ei;ta incertidumbre al Hijo tuyo." -V- Tengo sed. (loan 19, 28.)' No es tan solo la san¡:re que nos arde taIJ dcutro de ia 1,arnc, es el cs11íritu quicll 'hW Poli':: esta ,;ed y este rlc*.o; es Díos quc uos ,:amim, poi· ,,d1mt to J bw.ca. el cor-.u:órt como Uli tesoro. Y nunca com¡lreudíuws· lo bast.aute para abrirle la boca como uu 111,io y tragarnos entera el A¡;ua Viva. \ -VI- 'l'odo se ha consumado. (loan. 19, 30.), C1>11 "madera de sueíios" nos hicimos y se nos va la vida como un sueño... _,; aun nos• llena una 11risa incontenibhi vor vivirla completa en un u1omento. '.t nos duele la prisa y la buscamo:.. Y es ,,ue vamos pidiendo a grande:,¡ v0t:es la roea inconmovible de la Vida, • pararnos l)ara siemrirc CJ.l un mo1uento ctcl'IIO y COllllltCIISivo. ~ Cristo que agoniza sobre el M<mte davado como el Eje de la Historia, Cristo que fue del tiempo y fue de Dios, 11 uc hizo uu camino y una. historia humana. l:a 1iucsto en fa coucicncla de los hombre:. y cu (!l arco de mármol donde rinden houwua,je los bombl'es a la 1.Uuerte el 1.ilanco 11crgami110 de su voz: • "'l'otlo licue un final en esta historia del hombre y de la. Vida." • -VH P:.idre, en tus manos encomien• do mi espíritu. (Le. 23, 46~): Nos llena el corazón una aventura. la QUt! vamos haciendo en esta vida. V esta voluntad y este egoísmo .quienes l'Í!:en la clave de su tesis. Ni pensamos (!Ue apena:,¡ si existimos cmno un mandato y un destino que cumplir, que apenas si tenemos voluntad para hacer nuestra vida a uuestro gui.to .., Nos llena el corazón una aventura. 'J'1mc1itos que enh-cgar nuestro tesor, en la es1111i11a postrera e inesperada y 110 basta dejar el cofre nuevo quizá gastado con la vida nuestra. 1' es Cristo quien se puso sobre el Monte eu esta encrucijada de la Historia, en esta Cumbre rle la Hermana Muerte y tomautlo en sus manos comunale¡¡ fas grandes aventuras de los hombres clamó •~ou voz de Uio:;: "Padre, en tus ma.UOl,l encomiendo este es_pírltu angustiado." P, OAMJAN DE, AO..IZ •

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