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FEBRERO VALENCIA: Convento de la Sangre de Cristo. 567. Fr. Diego de Tabernes de Valldigna, lego. Recibió la primera educación en los Padres bernardos, quienes le enseñaron a leer y escribir. Vistió el hábito capuchino, siendo desde los pri- meros días del noviciado modelo de piedad y de fervor reli- gioso. Aunque reunía indiscutibles condiciones para corista, puesto que sabía el latín con perfección y era muy instruído en música, no quiso ser más que un ignorado hermano lego. La humildad de que estaba adornado le llevó a un alto grado de santidad; practicaba la pobreza como el más perfecto hijo de San Francisco, y su abstinencia era tan extraordi- naria que sólo tomaba como alimento hortalizas crudas o cocidas, pan y agua, además de que ayunaba todas las Cua- resmas de N. P. San Francisco. Llegó a tan alto grado de contemplación, que no pocas veces le vieron los religiosos extasiado y elevado en el aire. Conociendo que se le acercaba la muerte, se preparó con la recepción de los Sacramentos, y Dios le concedió una muerte santa y tranquila el 21 de febrero de 1623. JERICA: Convento de San Francisco. 568. P. Pablo de Segorbe. + 1738. De 63 años de edad y 45 de religión. SAN MATEO: Convento de San Francisco. 569. 570. P. Antonio del Puerto de Mosqueruela. y 1781. De 64 años de edad. P. Agustín de Villajoyosa. + 1781. De 24 años de edad y 6 de religión. RIOHACHA: Vicariato Apostólico de la Guajira. 571. P. Salvador de Pinarejo. Antes de ingresar en la Orden era ya sacerdote, y atraído por la austeridad y vida de perfec- ción de los capuchinos, quiso ser uno de ellos. Las cualidades naturales que en él había de intrepidez y fortaleza de ca- rácter empleólas, ya religioso, en el ejercicio de la piedad y en el desempeño de su ministerio. Parecíale, no obstante, todavía estrecho este campo para desarrollar su actividad, y suplicó le enviaran a la Misión de la Guajira. En la evan- gelización de los indios motilones fué el P. Salvador uno de los más intrépidos misioneros que más se distinguieron,