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DICIEMBRE las llanuras de Bogotá. Es autor del libro El vasallo ins- truído. + 1811. De 67 años de edad y 49 de vida reli- giosa (1). ALBAIDA: Convento de la Purísima. 2.993. P. Cristóbal de Monóvar. t 1815. De 69 años de edad y 52 de vida religiosa. ud CAUDETE: Convento de la Purísima. 2.994. P. José de Castellón. + 1833. De 52 años de edad y 35 de religión. ' VALENCIA: Convento de la Sangre de Cristo. 2.995. P. Antonio de Valencia. t 1740. De 30 años de edad y 14 de santo hábito. MASAMAGRELL: Convento de Santa María Magdalena. 2.996. Fr. Cristóbal de Picasent, lego. Cuando la exclaustración de 1835 se retiró a su pueblo y se dedicó al trabajo de la tierra y al servicio de la iglesia parroquial, dando ejemplo de humildad, de pobreza y austeridad. Era devotísimo de la Santísima Virgen y de N. P. San Francisco. Al restau- rarse la Orden en España buscó de nuevo el amado retiro de su convento, y se le destinó al de la Magdalena, donde, (1) El P. José de Salsadella, Presidente del hospicio de Santa Fe de Bogotá, escribe, en carta de 14 de marzo de 1781, lo siguiente: «Un cacique llamado José Tupacmaro se ha levantado contra el Rey en la provincia de Cuzco, y ya es dueño de diez provin- cias. Tiene 64.000 hombres de tropa. 300 españoles que se vieron casi en poder de este jefe se refugiaron en la iglesia, a la cual pre ndió fuego, muriendo allí los que buscaron su salvación. Será dificultoso que el Rey de España pueda contra él. El Obispo de Cuzco le excomulgó por haber incendiado la iglesia y fundido las campanas para pedreros y cañones. A esta excomunión contestó diciendo que no le 'aleanzaba a él porque era rey”.» Este revolucionario, haciendo causa común con los comuneros del Nuevo Reino de Granada, que tenfan su base de operaciones en la Villa del Socorro, llegaron hasta las llanuras de Bogotá. A fin de apaciguarlos se comisionó al Arzobispo. Caballero y Gón- gora, y habiéndose entrevistado con el jefe de los revolucionarios celebró unas capitu- laciones. Como el país estaba soliviantado contra el Rey y los españoles, el Arzobispo envió los capuchinos P. Joaquín de Finestrat, P. Miguel de Villajoyosa, P. José de Gayanes y P. Matías de Callosa para que predicasen misiones por todos aquellos pueblos. La labor espiritual y patriótica fué tan copiosa, que el Arzobispo escribió a la Audien- cia diciendo que la pacificación de aquellos pueblos se debía a la predicación de los ca- puchinos, por lo cual dos oidores dieron las gracias al Superior del hospicio, y se pidió la fundación de convento en el Socorro. A raíz de estos sucesos el P. Joaquín de Fines- trat escribió su libro El vasallo instruido, que tiene por objeto apaciguar las revueltas de los comuneros y reprimir los primeros amagos de rebelión e independencia que se levantaron en Nueva Granada contra la dominación española en América, por los años 1781 y 1782.

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