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ta ANTI q Nr OLLERIA: Convento de los Santos Abdón y Senén. 806. Fr. Rufino de Alcira, lego. Durante los diez años que vivió en la Orden no se apartó de la fervorosa práctica de las virtudes seráficas, en las que fué un perfecto modelo, espe- cialmente en el amor al trabajo y a la oración. A pesar de su naturaleza flaca y enfermiza no dejó de desempeñar la oficina de la huerta, que cultivaba con esmero, a fin de que nunca faltaran las necesarias hortalizas para el servicio de la cocina. Soportó la carga de la enfermedad que le llevó al sepulcro con ejemplar resignación, y confortado con los Sacramentos, entregó su alma a Dios el 16 de marzo de 1906, a la edad de 41 años. Apéndice núm. Animae fratrum nostrorum defunctorum, quorum hodie memoriam facimus, per misericordiam Dei requiescant in pace. Pie Jesu Domine, dona eis requiem sempilernam. Día 17 MURCIA: Convento de San Antonio. EA De 807. P. Juan de Alfambra. De vida ejemplarísima en todas las virtudes, hasta el punto que los Superiores juzgaron conve- niente enviarlo al convento de San Antonio del Prado para que sirviera de edificación y buen ejemplo a los habitantes de Madrid. Era tan grande su humildad, que encontraba las mayores delicias en que el P. Guardián le enviase a la limosna, sobre todo en tiempo de nieves, a fin de experimentar los rigores del intenso frío de Madrid. En todas partes se distinguió por la perfecta observancia de la Regla y Constituciones. Cuando regresó a la Provincia nombráronle Guardián del convento de Albaida, y encontrándose cierta noche en oración con los religiosos después de maitines, mandó que todos los reli- giosos, incluso los que estaban en la iglesia, se retiraran a las celdas. Maravilláronse los religiosos de que en vez de una hora de oración aquella noche solamente se hiciese me- dia hora; pero poco después de haber abandonado el coro y la iglesia se vino abajo estrepitosamente la bóveda de la misma. En lo que todos pudieron vislumbrar la santidad del a a es AA: A E E