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® ae ee 27 se vino Arrio y lo arrojamos de nuestro suelo, bastando pa~ ra ello los Leandros y los Isidoros ; llegé Elvidio y lo con-. fundimos, siendo suficiente para esta victoria la palabra de los Ildefonsos; aparecié Prisciliano y lo anonadamos, saliendo: al campo de la fe el incomparable Toribio de Liévana; nos inundé el islamismo, y lo dominamos y ex= tirpamos; asomaron su hérrida frente el protestantismo y el jansenismo, y no le dejamos pasar aquende las fron= teras; ha emprendido nuestra conquista y dominacion el racionalismo y la impiedad del siglo sin creencias y sin corazon en que vivimos, atacéndonos cada dia con més violencia; pero... lo venceremos y podremos mas que ese monsirao de cien cabezas. Y he ah cumplido en nos- ape millia wore genua non ‘sunt tncur= bata ante Baal. " Yo te felicito, pues, Zaragoza invicta, lustre ps nobilisima y catdlica Espaiia, que no habeis perdonado 4 trabajos y sacrificios, por tener la gloria de concluir este templo, este alcdzar, donde podemos decir qne habita la Virgen Maria. ;Dichoso ti, mil veces bienaventurado, ilustre Pontffice y querido y venerado Hermano, 4 quien la Virgen escogié, para que cumpliéeses esta obra, y lle- _smases asi los deseos de muchos siglos y de muchas mas generaciones! {Dichosos vosotros tambien, excelsos prin- cipes de la Iglesia y sucesores dignisimos de los Apdés— toles, que habeis. venido de todas las provincias de Es— paiia 4 la consagracion de este templo, resucitando asf los tiempos de los Leandros y los Braulios! ;Bienaventu- rados, por fin, vosotros, venerables sacerdotes de esta santa basilica, catélico y bizarro general, ilustre Muni- cipio y pueblo tan catélico como generoso, pues habeis sido escogidos por Dios, para ver lo que muchos desearon ver, y no lo consiguieron! Vosotros os habeis despren—- dido de una parte de vuestros. bienes y los habeis dado 4 la Virgen: pues bien, siempre teneis derecho 4 pedirla