BCCPAM000760-5-03p11-19d00000

a aquella este calificativo. Pero seguramente que hay en este paralelismo mucho de ternura y otro tanto de fe. Fe sencilla, popular, tal como era la piedad de aquellos primeros franciscanos. 3. La predicación del hermano menor: SalVir. Esta es la predicación penitencial tal como Fran– cisco prescribirá a sus hermanos en 2R 9, en contrapo– sición a la gran predicación teológica, magisteria l, predicación de cátedra erudita. Aquí se predican "los vicios y las virtudes". Pero la predicación penitencial no es la predicación incordiante del moralizador . En realidad, un clima de inmenso gozo baña estas expresio– nes de Francisco. La tradición ha llamado a este texto "Sal udo a las vir– tudes·". Y efectivamente esto es alabanza y saludo. Es– crito lírico, caballeresco, oraciona l, arraigado en el saludo del ángel a María. Las virtudes son seres perso– nales a las que Francisco habla, como l a Sabiduría del Antiguo Testamento, como Dama Pobreza en múltiples tex– tos. Notemos cómo en esta doctrina sobre las virtudes llama l a atención lo fuertemente acentuada que se encuentra la obediencia; mien t ras que la pobreza no ocupa más lu– gar que las otras virtudes, la exposición de la efica– cia de la obediencia es casi como el conjunto de las otras virtudes. Quizá encontremos aquí un testimonio pe – culiar del santo. Evidentemente Francisco había recono– cido la importancia básica que tiene la obediencia para la vida cristiana, y lo mismo para l a convivencia de los hermanos. Pero aquí el texto indica cómo Francisco se fija más en la dimensión religiosa de esta virtud que en la dimensión sociol~ica, como claramente lo ex– presan las pa lab ras f inales. A pesar de estas particularidades, hallamos aquí aquel esti l o sencillo y penitencial de hablar al pueb l o que la primera fraternidad franciscana desarrolló en sus

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz