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fue un camb i o de valores en su v i da que le llevó a una opc i ón concreta por un estilo de vida evangélico. Veamos: a/ Preearac i ón_del_momento_crucial. El sueño de grandeza económico-social de Francisco comenzó a quebrarse en sus propios presupuestos Para con – so li darse en el rango social al que aspiraba, Francisco se l anza a una serie de acciones bélicas . Si triunfaba en la guerra, terminaría triunfando en l a sociedad. Dinero para e l lo tenía más que suficiente. En 1202, cuando tenía 20 años, partic i pa en la batalla de Co l les t rada, la que le va a costar un año de cárcel en Perusa. Es liberado en tre 1203 y 1204 y vuelve a casa un tanto des i lusionado, para emprender su vida normal. En 1205 se alista a las ór denes del conde Gentile y a los pocos días vue l ve a As í s en un estado de gran postración hasta caer fue r temente enfermo. Los esquemas internos se van viniendo abajo . Vuelve · a tomar el negocio y va haciendo una serie de apr~ x i mac i ones a los pobres y a los sacerdotes sencillos a los que da dinero v bienes siempre en ausencia de su pa– dre. Tiene también . importancia en esta transfo rmación el y[aje que hace a Roma por este tiempo en plan de peregri– no y penitente al uso del tiempo. Es decir, Francisco va sufr i endo una transformación interna que tiene como ingre d i entes un cierto desencanto, la caridad con los pobres y la aspiración a algo distinto. b/ El_momento_cruc i al. Es el encuent r o con un leproso en las inmediac i ones de Asís en su segunda convalecencia. El leproso seguía siendo en la Edad Media el prototipo del marginado social sin ninguna asistencia médica y viviendo f uera de las c i udade~. Claramente dice F r ancisco en Test 1-3 lo que supuso para él aquel momento. Fue el cambio def i nitivo , la luz in i cia l . Caigamos en la cuenta de que el momento pr i nc i pal de la conversión de Francisco no es el descu– brimiento de la pobreza, sino el llegar a una distinta comprensión del sufrimiento humano (el la "lepra de su a 1 ma " envue 1 ta en pecado , y e 1 del cuerpo de 1 1 ep roso) , la aceptac i ón de su propia inserc1on en la ma r ginalidad, la entrada entre los excluídos. Ese ha sido el gran cam– b i o de perspectiva y de valor al que Francisco ha 1 legado

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