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2. Las l lagas Ya d i j irnos en el tema 3° C c ómo la ex pe riencia de las l lagas de s etiembre de 122 4 (lee TC 56) fue de capi ta l importancia en e l proceso espir itua l de Fran – cisco . Nunca podremos captar el a lcance último de este insólito hec ho . Pero sí que qu edan a l gunos pun to s rela– tivamente claros. Estos: S Que Fra ncisco no pudo "cop i a r " a nadie esto de las llagas , ya que es el pr imer est i gmat izado del que se t i ene noticias en la h i sto ria. • Que eso tuvo que ser la mani f estación exte rna d e un l argo y pec uliar proceso de re fl exión , v i vencia e imi – tac i ó n de Je sús como crucificado. O Que e t silencio que en torno a esto Fra ncisco impu– so a sus hermanos más cerca nos y que se nota en las biog rafías es sin duda un dato a favor de t a realidad de 1 hecho. 1 Que es i nnegab l e que Francisco vivió todo e sto como una experiencia sobrenatural. 1 Que, por lo demás, cualquier inte nto de inte rpre ta r el fenómeno de las llagas por el prodigio s imi l ar de otro estigmatizado poste rior es no ll ega r a lo personal del caso de Francisco, que es lo que de verdad in tere – saría. 3. Intensificación del afecto por l os hermanos Observando las relac i ones de Francisco con sus próximos en e s tos años finales de su vida, parece in– tensificarse en él ese afecto por las personas y los hermanos qoe le eran más próximos: 1 Así ocurre en e l caso de su relación con f r ay León, e l gr an admirador de Fr ancisco, con el que tuvo alguna dolorosa discrepanc i a a propósito de criterios relacio– nados con e l futu ro de ta Orden y que terminó en un "rega l o esp i ritual" que Francisco hizo a f ray León (el escrito dedicado con tas AJO y la BenL) y una carta afable (CtaL; lee 2C 22). Las dificultades de l f in a l no hicieron más que potenciar l a hermosa am i stad que Franc isco tuvo s i empre con fray León.
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