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que i l creía eran importantes para mantener la opción primera bien viva , t ales como: la manera de t r abajar (lR 7), el no tener dinero { lR 9 ), el modo de ir por e l mundo ( I R 15 1 , la manera de hacer misión en c re los sa– rrace nos (lR 16 ) , el cómo predicar con el ejemplo (lR 17) el amor inquebra n table a l a eucaristía (IR 20 ) . Cu ántos años , esfuerzos e ilusiones de FRanc i sco y sus amigos q uedaban r ecogidas en aquel las páginas . Lo cierto es que el document o no gustó. Pa recía exclusivamente embrol l a– do, la rgo, espiritua l ista, difuso, etc . Los hermanos querían algo más concreto, claro, normativo . En la curia de Roma, bue nos juristas como e r an , pedían otra clase de documento . • Segunda Regla: 2R Así f ue c omo e l 29 de nov iembre de 1223 el Papa d i o una 'bu 1a que confirmó l a Regla def in itiva de la Ord en de los Menores. Er a más breve que l a primera, más normat i– va, ateniéndose al mí n i mum para, por un lado, no per der el núcleo de la opción evangé l ica y, por otro lado, po– der acomodarse a la nueva situación de la Orden . En es- te escrito las pautas evangélicas se reducen a lo nuclear pero están bien presentes en el la; l as experiencias de tantos años de vida evangélica siguen tenazmente pres en– tes ; aumentan, eso s í , la precisión y el estilo de vida jurídico. Franci sc o era Uíl hombre realista y de una gran clarividencia y por eso acepta ba l as consecue nc ias de un proceso irreversible de transformación. Se tr ata ba de fr emar el riesgo de decadencia en la que él había vist o c aer a las más grandes órdenes relig i osas que l e habían precedido . Esta fue se gr an tarea cristian a de fundador. 3. Una Regla para la fr aternidad Ya hemos dicho que Francisco no es u n hombre de leyes que para es c ri bir una Regla se meta en un despa– cho y escriba una docena de folios con unas normas que a él le parezcan las mejores. Francisco escribe lo que h a creído, v i vido y anhelado al unísono con sus hermanos de fe. Por eso que incluso la 2R tiene a la base un diá– l ogo con sus p rop ios hermanos para tratar de ir buscan– do lo que era la verdadera vo l untad de Dios para él y los suyos. Seguramente que no tienen ot r a finalidad esas prescripc iones "de prueba" que él hacía para los herma– nos .

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