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sia. Pero más allá de este planteamiento inmediato, que– ría decir a sus hermanos algo de mucha más hondura: qu ien comprende lo que es la Eucaristía no se g~arda nada pa– ra sí mismo porque en l a entrega de Jesús ha visto que adquieren sentido todas las otras entregas de los hom– bres cualesquiera que sean . Así está queriendo decir que el que aprecia l o franciscano solamente encuentra sentido a su despojo en el ofrecimiento que Jesús hace de sí mismo a l hombre en el signo salvador de la Eucaris– tía. 4. Una certeza de f e : la Eucaristía nos salva: l CtaCus . En esta carta hay que entender la palabra "custo– dio" como aquel hermano que tiene la responsabilidad pastoral de sus hermanos, y de cuya fe se hace respon– sable y animador. Pues bien , Francisco escribe a estos tales ·recogiendo los temas espirituales expuestos ya en la CtaCle, particularmente e l de la pr i macía eucarísti– ca . Pero añade aquí un dato de gran altura teológica (v.6) : la cer te za de la salvación por la part icipación en la Eucaristía . Del mismo modo que el nacimiento de Jesús es garantía de salvación (según el dicho de san Francisco recogido en EP 114), así tamb ién la Eucaris– tía, por la entrega del don de Jesús, hace pensar al cre– yente que su camino de fe es acertado, que se le hace posible el acceso a l Padre , que está sa lvado. Francisco ha entendido el secreto último de su pe rson a cuando ha visto qu e Jesús se le entrega del todo en la Eucaristía celebrada en la fe de la Iglesia. 5 . La Euaristía, bien sublime que Dios aprecia: 2CtaCus. Esta breve carta, en la edición de los escritos de san Francisco hecha por L. Waddingo, viene encaste– llano procedente del archivo de Zaragoza en el que des– de en el tiempo de Juan Parentis (provincial de España an t es de 1227) se guardaba con mucho cuidado. Al dec ir de los autores, la importancia de esta carta ~taría solamente en tener por compañeras de grupo otras

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