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la Eucaristía, pero más al fondo, se ve lo que preten– de Francisco: que todo el pueblo caiga en cuenta de la primacía absoluta de una fe que hay que transformar en alabanza. No nos extrañe en Francisco este tipo de cartas; no hay aquí pretensiones de "codearse con los poderosos" sino deseos de fe sincera para todos. 2. La vida del sacerdote en torno a la Eucaristía y la Palabra: CtaCle. Francisco se dirige en esta carta no solamente a los clérigos de la orden sino a todos ellos en gene– ral. Conocemos muy bien por la historia el tremendo deterioro en que el clero se encontraba en tiempos de Francisco, sobre todo el clero bajo, el clero rural. Y ya hablamos de la fe incondicional que Francisco pro– fesa a los sacerdotes por causa de su ministerio ecle– sial. Pues bi en, se pretende en esta carta que los sa– cerdotes centren su servicio de fe en lo verdaderamen– te importante: la Eucaristía y la Palabra. Estos son los pilares sobre los que se asienta la fe de los sa– cerdotes y la del pueblo creyente. Fe de la Iglesia que da sent ido a todo ello. La carta está escrita con palabras fuertes, pero tam– bién con acentos de exhortación y de ternura. Todo con tal de hacer caer en la cuenta al lector que la Eucari stía y la Pa labra son los cauces asequibles, fuertes y sólidos de una fe cristiana vivida con inten sidad. Esta manera de pensar está tomada de la expe- - riencia concreta de la fe personal de Francisco más que de ideas o de postulados intelectuales preconcebi - dos. · 3. La generosidad total se aprende en la Eucaris– tía: CtaO . Francisco pidió a un hermano que le copiara una carta que quería enviar a toda la orden {por eso a l– gunos la tienen por una "carta al Capítulo General"). El quería animar a todos los frailes a la veneración y aprecio del sacramento de la Eucaristía tal como el Papa Honorio III lo había decretado para toda la Igle-

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