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12 con una ó dos plumas, sin navaja para cortarlas, ni-salvadera; siempre que para una cosa sea ne- cesario recurso, carecerás de ella, por no pasar por este; ó te proveerás de materia grosera, ó aunque sea bastísima, si para el caso se en- cuentra, que pueda suplir la necesidad. En fin, en esta virtud has de ser esmerado con todo extre mo, pues fué la esposa regalada de N. P.S. Fran- cisco, y lo que más es, de nuestro Señor Jesucris- to, y de su dulcísima Madre. En la virtud y guarda de la castidad serás vigi- lantísimo, ocurriendo aun de muy lejos á cualquie- ra peligro ó asalto, cerrando las puertas y venta- nas de los sentidos para evitar todo daño, princi- palmente el sentido de la vista, en que serás re- catadísimo: huirás por tanto de toda ociosidad, ocupando el pensamiento con santas meditaciones 6 discursos provechosos, y el cuerpo con alguna ocupación. Esta es una flor tan delicada, que so- lo se conserva entre espinas; y pues esto es así, tratarás de no dar gusto al cuerpo, que pueda ser ocasión de peligro, siendo parco en la comida, y constante en no gustar el vino, ú otro licor seme- jante, no solo por la salud del cuerpo, sino mu- cho más por la del espíritu, pues en el vino, como dice el Espíritu Santo por San Pablo ad Eph. 5, 18, "está la sensualidad y lujuria: serás asimismo puntual en las mortificaciones y austeridades que te permitieren, de las señaladas adelante; y sobre todo, en el trato con mujeres, aun en el Confeso- nario (si lo permitieren) y si no, antes de llegár á confesarlas te armarás de algunos ofensivos de la

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