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64 Oracion LXVI. pero no conocía mi clta- do infeliz. Efto vltimo debe atender el pecador: Nec cozgnofcebam. Si coño- ciera el eñado dicholo de la gracia, y al infeliciísi- mo de la culpa, Á mirára los deleytes dela Gloria, per didos por el pecado, y las llamas que le efpe- rarien el infierno, quie ve: loz [e alejara de la Baby- lonia del vicio? No co- noce fu perdicion con fu obltinada ceguedad, y vi- ve alegre en To infame elclavitnd:Servitutem ama- bam. Curad , mi Dios, con las Juzes de vueltra mifericordia,tanlamenta- table ceguera. Aluimbrer: felas almas con tus rayos, para que las horrorice la Babylonia de fus vicios: Senectus nimia. PYNTO SEGVNDO. Lux maxima, 3 Tra cauía de la ceguedad [uele fer la demafiada luz. Cie- gan alguna vez los oj05, no pudiendo fuftir la ma: quinz de los rayos. En el- ta mylteriola ceguera ín- curre el hombre por la embidia ; pues los agenos elplendores fon motivo a lus ceguedades ( veafe la Oracion 55.punt. 1.) Ti tolivio compara la embi- diaconcel fuego , porque fiempre fube contra lo al- tO : Juvidiam y t4mguam ¡g- nem y fumma petere. Alas eminencias dirigen fus ra- yos las nubes, dezia Ovi- dio elegante. Summa petit Libor , perflant altifsimavents, Samma petunt defira ful mina miffa lovis. Quando la ferpiente fe mira debaxo de la esfera del [ol delpide mas Le. neno contra el ; como ofendida de los rayos de fuluz. De cfte exemplo le valeE/pinola prodentif- Íimo ,para no admirarfe, viendofe embidiado; pues fi fuergignorante , pobre; y infeliz, no le mordierg la embidia con tanta viz vacidad. Atiendan lu dif ciecion, : Spid x , Tirolivlo Decád a" Ovid.l; | de Remá * mk

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