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=3-— Trata con El de contínuo, medita en El con frecuencia, tú serás una gran santa, si en tu santo Esposo piensas. Es un principio sentado, confirmado en la experiencia, que quien con los santos trata la santidad se le pega. Amale pues de verdad sólo a El y sin reserva: si a tu Dios sólo no amas nunca le amarás de veras. Amale con todo esfuerzo, con constancia y con firmeza: mira, que quien no le ama será infeliz anatema. Coloca en El tu esperanza, tu querer en El emplea, por aquí conseguirás de gracia y virtud las medras. Si fuera dél apeteces alguna cosa pequeña, tu trabajo será en balde, y vivirás siempre inquieta. Nunca pues quieras tú algo de cosa perecedera, por que será sustentarte, como el topo de la tierra. El cantar himnos y salmos, y alabanzas a Dios, sea el mayor de tus cuidados como tu deuda primera,