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E No presumas de tus dones de gracia, o naturaleza, no es justicia qne te apropies albajas que son ajenas. Puede faltarte la gracia, porque el darla en Dios no es deuda: ¿si el Señor te la substrae, que vendrás a ser sin ella? Teme por la gracia dada, no te suceda el perderla; teme más si la perdieres por si no la recuperas. Mas si acaso la recobras (que es del todo cosa incierta) teme entonces mucho más si en ella no perseveras. Nada se halla en tí de bueno, que de Dios dado no sea: lo malo que en tí se encuentre es fruto de tu cosecha. No por esto has de pensar, que tus pasiones perversas te impiden el ser con Dios tan feliz como deseas. Las pasiones son sin duda del pecado efecto y pena, y aunque pecado no son hasta el pecado nos llevan. Ellas tienen su principio de nuestra concupiscencia, y unidas todas componen una selva de malezas,

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