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A rusalem novam descendentem de celo 4 Da (4). Maravillosa Ciudad por cierto, que aun los pri- meros materiales de su ser, ó por mejor decir, los primeros instantes de su existencia los recibe, y tiene allá en el cielo, en donde es fabricada por mano del mismo Dios, dándonos á entender lo exenta que estaba de las infecciones del barro co- mún de que todas las demás son formadas. Esta Jerusalén, que corao ciudad se edifica, ó que baja nueva del Cielo, llama nuestra atención á la especulación de sus misterios. ¿Qué Ciudad será ésta, que con tantas demostraciones de uni- versal alegría se edifica, sino aquella cuya prime- ra formación ó información se hace con extraño y nuevo júbilo de los ángeles y hombres, de los Cielos y la tierra? ¿Qué Ciudad será ésta, en cuya habitación ó casa será Dios conocido, sino aquella en que siendo fundada ó edificada por el Altísimo, nace en ella aquel hombre de dos naturalezas? (5) ¿Qué Ciudad es ésta, en que se unieron los Re- yes de la tierra, sino aquella que por ella reinan los Reyes y los Príncipes imperan? (6) ¿Qué Ciu- dad es ésta, que así admira á los potentados del mundo, sino aquella que viéndola los ángeles co- mo asombrados, preguntan: ¿Quién es éstaá quien las hijas de Sión predicaron bienaventurada? (7) ¿Quién, finalmente, puede ser esta nueva Ciudad de Jerusalén, que baja del Cielo y de Dios, sino 4) Apoc. 21.3. (6) Prov. 8. 15. : Lie (5) Psalm, 86. 5. (1 Cant. 6.8 ' > EA