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discípulos delos mismos” brutos, para que: de ellos aprendamos vade piger ul fermicam et disce gapientiam (64). e Salgamos de muestro engáñoj que: tan: oscure- cido nos tiene el entendimiento para obedecer á la verdad, y emulando los mejores carismas (65); aprendamos de: nuestra 'Soberana' Reina que co- mo Santa nos compele «coir su ejemplo á que eo- rriendo- tras el olor de $us «ungiientos, seamos buen olorá Jesucristo: pongamos en ella los ojos, y veremos el mayor de los prodigios que han eo: nocido ni jamás condeerán los siglos. en:pura cria- tura: veremos, digo, -4:esta Divina Princesa, que en aquel primer instante::siendo“aún tan peque: ita; que apenas pudieran percibirse sus: poten- cias y sentidos esteriores, lloró real y verdadera: mente copiosas y amarguísimas lágrimas por los pecados de los hombres, conque cónoció habían ofendido á su Dios. y Señor: joh lágrintas de Ma- ría; qué fiscales tan terribles para nuestra tibieza en el juicio divino! Y ved aquíde paso coieuanta propiedad preguntaron los ángeles con swadmira- ción: viendo estos progresos de María, mi Señora; en su Concepción dichosa, quequién era ésta, que como varita de humo-cómpuesta del olor de sus virtudes, signifieadas en el incienso, y de lo amat: go de: su dolor y ¿danto, expresado em la mirra; subía por el desierto de caminos tan intrincados; (64) Prov. 6. 6. (65) Paul ad Cor. e. 12. 30.

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