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0-4 ta mística Ciudad de Dios, y entre otras cósas di- ce; que sus fundamentos estaban adornados de todas las piedras preciosas: et fundamenta muri Civitatis omnis lapide pretioso ornata. (58). Y ya sabeis que por estas piedras: preciozas pueden bien entenderse las virtudes, que son las que her- mosear el alma. ¡Oh, válgame Dios, qué tempra- no se admira en su más perfecto ejercicio esta mística Ciudad de : Dios María! Apenas recibe:el ser, apenas recibe la gracia cuando empieza á co- rresponderá ella con los más heróieos actos de to- das las virtudes: apenas en el primer instante de su ser, conoce lo: que recibe, cuando oficiosa se ofrece 4 la: correspondencia; apenas en aquel punto se le da' Dios á conocer, cuando agradeci- da ejercita los:más heróicos actos de fe, «esperan: za y caridad, aventajando en ésta: á o los más 'en- cumbrados Serafines, y «en aquellas 4: todo: 'el conjunto de los: Santos: ¡Oh- qué: hermosos: son tus pasos, hija del Principe! (59) Cuán justamen- te exclamaron aquí los ángeles diciendo: ¿quién es ésta, que como varita de humo, compuesta de incienso y mirra, sube por el desierto de caminos tan desusados y escondidos ú la capacidad angé- lica y humana? (60) Pero ¡Oh, oh; que confusión para. nosotros! Ver á María Santísima nuestra Reina; que en el primer instante de su ser, luego.que cónoce lo que (58) Ibid. y. 19. 60» Cant. 3.6. (0 Cant 7,1.

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