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ter mulieres, egredere: et pasce hedos tuos (48), ¿Y qué quiere decir eso, me direis? ¿Qué? ¿no sabeis que en las divinas letras, por cabritillos se entienden los pecadores? Sí: Statuet oves á dex- tris, hedos autem á sinistris (49). Pues ya está claro el misterio: decir el Divino Esposo á nues- tra Reina que si no conoce su hermosura salg: al campo, y allí apaciente sus cabritillos, es de- cirle que para que conozca cuánta es su gracia, ponga los ojos en los pecadores, y por su feal- dad y deformidad vendrá en conocimiento de su belleza, puesto que tan distante se halla del mo- tivo que tanto los afea. Y aquí tenemos 4 María, mi Señora, como amparo de los pecadores, pues con tanta espe- cialidad le encomienda su cuidado y guarda el Divino Esposo: más no es del caso esta prueba; porque si María, mi Señora, en su Concepción dichosa es Ciudad mística de refugio, necesario es, que como Ciudad la propongamos Protecto- ra de los pecadores, y que en ella hallemos la en- trada para nuestro consuelo. Preguntemos ú Da- vid en qué parte del mundo está situada ó fun- dada esta Ciudad del gran Rey; y nos contestará en al salmo 47, queen las partes del Aquilon: Latera Aquilonis Civitas Regis magni (50). ¿Y qué quiere darnos á entender con eso? ¿Qué? ¿no le dijo Dios á Jeremías que todo lo malo se 48) Cant. 1.7. 50) Psalm. 47. (49 Matt. %. 33.
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