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Si, sefiores, la gratitud; él sér racional no puede mirar con indifailincis el origen que tiene: Dios es su bienhechor, su padre, suamigo y su compaiiero; un soplo divino lo hizo salir de la nada, lo adorné y lo hermosed, ddndole un alma, trasunto i la Divinidad, y dominio sobre todo sér visible: hé aqui el bienhechor. Desde que el astro luminoso asoma por las colinas del Oriente & vigorizar la naturaleza como valiente general que sale de su tienda para animar al soldado, hasta que trasmonta por eminentes cumbres del ocaso; miéntras elnegro manto | de las tinieblas se extiende sobre la naturaleza, hasta que renazca la aurora; en todo tiempo y lugar, 4 toda hora y en cualquier circunstancia, el hombre tiene a su lado quien lo guie en los caminos, quien lo proteja en los -males, quien le proporcione los bienes: hé aqui el Padre universal, el Dios amante del hombre. No lo me dicho todo auin, sefiores: es Dios un amigo fidelisimo, en cuyo amoroso pecho podemos desahogar nuestros corazones atribulados , y sobre quien, con toda seguridad, debemos contar en nuestros infortunios; es un compafero que toma parte en nuestras penas, que nos prepara goces inefables, y que vela sin cesar 4 nuestro — lado. ;Ah! Voy & hablar con mas propiedad: nosotros ‘somos los que nos hallamos dentro de El; El nos rodea por todas partes, y no tenemos camino para salir:del circulo amoroso con que nos asedia; nos estrecha con sus favores , nos estrecha con sus carifios, como dice el divino Pablo: Caritas Dei wrget nos. As{ en su filosofia celestial raciocinaba el Profeta Rey. «A dénde iré yo, dice, que no encuentre a este Dios amo- roso? 4Dénde me esconderé de su presencia? Si subo con remontado vuelo hasta los cielos, alli encuentro 4 mi Dios como en magnifico aleazar; si me arrojo hasta el fondo del abismo, tambien me sale al encuentro; si al despun- tar la aurora quiero atravesar el vasto piélago en sus mas

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