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a 547 ros hechos que he referido; si queremos darles el justo valor, nos hemos de trasladar al mismo teatro de las es= cenas; porque los hombres tenemos la desgracia de que- rer juzgar 4 todos por lo que somos nosotros; formamos hombres ideales, sin pensar en que el kotnbré de hoy no se parece al de ayer; despues de seis centurias de pro- greso, hemos subido 4 tan elevada region, que los hom- bres antiguos nos parecen, no pigmeos, sino insectos im- _ perceptibles; como el hombre que ha subido 4 un alto monte no ve sino en gran diminucion 4 los que andan en un llano, asi vemos nosotros @ los antiguos. Volvamos, " pues, atras, y veremos que el heroismo de estos hombres es un portento, que sus religiosas hazafias preparaban los caminos 4 la anchurosa era de luces y de civilizacion en que vivimos. Hoy dia no es necesaria la religion de la Merced en cuanto a redimir cautivos, porque no existen: hoy dia 4un los mismos cristianos viven entre los moros, sin que se les toque 4 su ropa; y 44 quién se debe este fa- | vor? A la caridad activa y fervorosa del Catolicismo, que. 4 fuerza de sacrificios ha inoculado hasta en los mismos infieles los inmortales principios que garantizan la per- sona del hombre, y la hacen inviolable, excepto en caso de crimen perpetrado. jGracias, pues, gracias, joh Religion santa! Yo te las doy a nombre dela humanidad, 4 nombre de este pueblo y a nombre del ilustre devoto que hoy celebra tus grandezas. jGracias tambien 4 ti, divina Madre del Amor Hermoso, que bajaste del cielo 4 inspirar & los hombres estas grandes empresas! La delirante incredulidad tacha estas aparicio- nes de Maria de ilusiones; pero ; bendito sea el cielo! ; Di- chosas ilusiones que han engendrado tantas realidades! ; Dichosas ilusiones que han radicado en la sociedad los principios de érden, de amor, de igualdad moral, de fra- ternidad y de progreso! ;Dichosas ilusiones que han hecho caer de la mano infiel el alfanje exterminador!