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548 ciar la verdadera civilizacion con las creencias de Jesu- cristo; viene 4 prometer dicha y felicidad en otro érden de cosas; y para que se dé asenso a cuanto dice, no quiere otro testimonio que el de su vida, que esta dis- puesto a dar. Hé aqui el apostolado y el martirio; obser- vad sus resultados: Pedro enseiia alos Césares la Cruz, y bajan de los tronos en que toda la ley era la arbitrariedad;’ la ensefia 4 los filésofos , y éstos enmudecen ; la ensefia a los prefectos y patricios, y se visten de saco; la mues- - tra al pueblo, y se hace sumiso 4 la autoridad, docil a la ley y morigerado en sus costumbres: en confirmacion de su lenguaje, derrama su sangre; y mas fecunda que las aguas de primavera, hace que broten del suelo ensan- grentado miles de héroes , de sabios , de Santos, que al fin vencen la barbarie y la idolatria, y plantean la civili- zacion. jAh! jcuanto ha podido Ja Cruz! Pero pensemos, sefio-) res, que la Cruz no es otra cosa que el foco del amor cris- tiano con todas las demas virtudes: asi como del centro de un circulo salen con igualdad todos los rayos, asi de la Cruz emanan todas las virtudes. ,Qué dice al mundo la Cruz? Qué expresan esos dos pedazos de madera unidos? Son el testimonio perenne de lo que éramos, de lo que somos, de lo que podemos ser: son el movimiento eterno de lo que fué , de lo que es, de lo que sera Dios para con nosotros; vemos en ella nuestro antiguo envilecimiento, nuestra actual dignidad y civilizacion , nuestra dicha y gloria faturas; vemos en ella que Dios estuvo un tiempo irritadd con el hombre, que por medio de ella se cancelé la deuda del mundo con Dios, siendo actualmente Dios de amor el que no fuera un dia sino Dios de venganza; vemos que Dios mudé el estado de la sociedad, el del in- dividuo, por medio de la Cruz, dando 4 aquélla nueva sancion y 4 éste nueva nobleza; ensefiad, pues, este instrumento del bien del mundo, y cuantos lo vean ten-

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