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524 yace en miseria y orfandad; tan pronto era un esposo tierno, 4 quien el feroz aumida hiciera conmutar los en- cantos de una amable consorte por la dureza del hierro; era aqui un hijo adorado, arrancado con violencia, con =s_ JY mas fiereza que la que emplea el carnivoro leopardo para apoderarse del manso cordero; alli era una jdven cuyos talentos daban 4 la patria dias de gloria; en otra parte era _ uma virgen, cuyo pudor y virtudes honraban la Religion; J; por fin, eran otros tantos cristianos puestos en la alter- nativa de renegar de su Dios, 6 de sucumbir a la fiereza de los azotes 6 4 los filos del alfanje. Bien pudiera suce- der faltase el oro para dar libertad4 estos desgraciados; bien podria suceder que la diversidad de oriundez , de edu- cacion y de partidos hiciese mirar con indiferencia una calamidad, tanto ménos apta 4 excitar compasion, cuanto el teatro donde se representaba se hallaba mas alla de los mares; mas nunca podia faltar la caridad de aquellos héroes cristianos que solemnemente juraran al pié de las aras quedar prisioneros en lugar del cautivo. Nada ha de detener 4 estos héroes del amor fraternal ; saben que se condenan a ser azolados cada dia , 4 dormir atados 4 una cadena, 4 comer el pan de la tribulacion y 4 consumirse en lébregos subterrdneos; esta es la misérrima condicion & que se sacrifican, despues de haber renunciado4 un siglo espléndido y altamente caballeresco, 4 la herencia paterna, a los placeres licitos, y, por fin, 4 cuanto dulci- fica en cierto modo nuestra triste peregrinacion en este - mundo. Pero no importa; con tal que otros tengan liber- tad, ellos no dudan hacerse esclavos; con tal que otros sean felices, alegres_se condenan 4 la esclavitud ; librese el cristiano de los azotes y hierros, que los hijos de la Merced presentaran sus espaldas a los latigos, y sus ma- nos y piés 4 los grillos y cadenas. . Este heroismo de la caridad cristiana, gno es aquel mismo que abrasaba al Apdstol cuando exclamaba que |