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516 ‘momento el magnifico cuerpo humano, criar de la nada un alma espiritual é inmortal, dar 4 luz otro gran mundo intelectual, invisible 4 la materia habitante de los cie- los, cuyo ministerio sea dar continuo impulso al mundo, guardar al hombre, servir y alabar al Criador, son para nosotros cosas admirables, estupendas y sobrenaturales; sin embargo, todas estas maravillas, y otras mas que ignoramos , nada tienen de prodigioso si las contempla— mos relativamente al que las cria ; porque mas natural es 4 Dios ser omnipotente y sabio para criar y conservar el mundo, que al hombre el discurrir y respirar; pues aunque estas tiltimas operaciones son naturales y esen- cialmente propias al hombre, siempre reconocen una dependencia , por ser acciones de criatura; mas nada de esto hay en el Sér divino, que todo lo tiene de si mismo con una absoluta independencia. Es, pues, evidente que no puede haber una asimilacion perfecta en las obras propias de la naturaleza entre Dios y el hombre, pues para asemejarse 4 Dios de este modo era preciso tener su esencia y atributos. Mas existe entre Dios y el sér racio- nal otra asimilacion moral; porque tanto Dios como el hombre no obran jamas sin proponerse un fin, fin recto y glorioso en Dios, porque siendo esencialmente sabio, justo y santo, no puede ménos de obrar en conformidad con sus atributos esenciales; fin que puede ser en el sér racional bueno 6 malo, de gloria 6 de ignominia, justo 6 perverso, segun el objeto, el fin y las circunstancias. Manifestar su gloria, participar 4 las’ criaturas su dicha: hé aqui el fin primario y secundario de las operaciones divinas, cuya delineacion se nos muestra palpable en la formacion del hombre, en la creacion de los angeles , en la de toda la naturaleza visible, y mas que todo, en la redencion del mundo. igang Si las acciones’ humanas son sohloniiisd en todo 4 la -razon divina; si no se propone el hombre otro fin que la

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