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« 514 ni 4un lo preciso para cubrir su cuerpo. Si; todas las obras humanas tienen un origen abyecto; todas las grandezas mundanas se han formado gradualmente y se han en- cumbrado para desmoronarse y perecer. No son asi las obras divinas; sea que las considere- mos producidas inmediatamente por el mismo Dios, sea que Este las haya realizado por medio de las criaturas -racionales, siempre estan llenas de grandeza y majestad; no conocen la alternativa que afecta 4 las humanas; no se elevan para bajar, ni brillan para oscurecerse; y por mas que se hallen mezcladas con los acontecimientos del — mundo y la sucesion de los tiempos, éstos pasah, y aqué- llas permanecen. . Para comprobar esta verdad no traeré 4 vuestra me- moria ni Jas operaciones de Dios, que tienen por término la misma esencia divina y sus personas, ni aquéllas que en la plenitud de los tiempos fueran realizadas por el _Verbo eterno entre los hombres , porque las unas no co= nocen principio ni fin, y las otras son tan indefectibles como la Divinidad que las ha producido: sélo pienso cor- roborar mi pensamiento delineando hoy el hermoso cua- dro de otras obras emanadas del amor divino, y ejecuta- das por hombres verdaderamente grandes; en ellas vereis impreso el sello de la mano celestial que las ha fabricado, y sea que las observeis en su principio , sea que las mire- mos en sus progresos , siempre aparecen grandes y ad— mirables. Magna et mirabilia sunt, etc. Ninguno de vosotros puede ignorar ya el asunto que voy 4 tratar; la institucion de un Orden religioso, suge- rido por la misma Madre de Dios 4 tres varones ilustres. Hé aqui una obra grande 4todas Iuces. La ciencia huma- — na, la ilustracion del siglo, estaban bien léjos de idear un medio tan eficaz como éste para aliviar la desgraciada suerte de los hombres; presentarse ante los tiranos & ofrecerles el precio que quisiesen exigir por la vida y