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Z s to, lo debemos 4 Maria. Asi, miéntras dure la Iglesia de _Dios, no se cantara un solo himno al Redentor sin que haya una estrofa para Maria. Razon tuviste, pues, para cantar tus glorias, joh Vir- gen sagrada! Razon tuviste para decir 4 tu prima Isabel que todas las generaciones te llamarian dichosa. «Eres Tu, te diré con el devoto San Ildefonso, eres la dichosa entre 4 _ las mujeres, la Virgen incorrupta, la Sefiora entre las sier- vas, la Reina entre las hermanas. Desde que has consen- tido en ser Madre de Dios, te llamaran feliz todas las ge- neraciones , bienaventurada todas las virtudes celestiales, — bienaventurada todos los Profetas, bienaventurada todos _los pueblos. Nosotros tambien te aclamaremos y vitorea- remos para siempre. Bendita eres Tu, joh Madre amanti- sima! Bendita para nuestra alma, bendita para nuestra fé, -bendita para‘nuestro amor, bendita en nuestras predica- ciones.» ;Ah! En cambio ‘de lo mucho que os amamos, concedednos una gracia: levantad atin esa planta generosa y esforzada; estrellad con ella esas herejias modernas, que se han revestido del racionalismo como de una pur- _ pura, proclamando su imperio en la tierra; salvad la na- vecilla de Pedro, tan violentamente atacada por los hom- bres perversos que han alzado contra Dios el pendon de la rebelion y se proclaman emancipados del suave yugo de la ley divina; inflama mas y mas los corazones de tus hijos en las llamas del amor de tu amado Jesus, para que, reconocidos 4 los beneficios que nos ha hecho, lo bendigamos y alabemos en todas nuestras obras, y pala- bras, y pensamientos, en esta vida y en la otra, que deseo a todos. Amen.
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