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TR e Dios, exprime su gozo con saltos de placer; alli el: Verbo Encarnado extiende sobre el Bautista el poder de su Divi- nidad,y lo purifica del pecado, santificandolo ya desde el vientre de su madre; alli las dos madres, llenas del Espiritu Santo, alzan el velo del porvenir de los tiempos, y con mas ligereza que recorremos las paginas de la his- toria, leen ellas los acontecimientos futuros, asegurando Isabel & Maria que todo cuanto Dios la ha prometido se ha de cumplir, y Maria & Isabel que no ha de haber una sola generacion que no la preconice bienaventurada. Ecce, ete. De cuantos portentos ocurren en aquella entrevista, ninguno llama mi atencion en este momento como la pro- fecia de Maria. Maria es tan humilde 4 sus propios ojos, que no sabe darse otro nombre que el de esclava del Se- flor, sin pensar ni por un solo instante en la dignidad que la eleva sobre todo lo criado. Y j; cosa singular! al mismo tiempo pronuncia una sentencia que la enaltece sobre cuantos serafines hay en el cielo; Ella misma se humilla, Ella misma se ensalza, Ella misma hace su elogio ; en un momento ha contado una por una cuantas generaciones ha de haber hasta el fin del mundo; ha visto sus pensamientos, ha examinado sus acciones y pala- bras , y ha asegurado que todas la llamaran bienaventu- rada ; desde que Ella habla, se la cantaré un himno de ' bendicion; Isabel ha entonado su primera estrofa; el ul- timo hombre que haya en la tierra cantara la Giga entre las ruinas del mundo. Hece enim ex hoc beatam, etc. Esta profecia de Maria sobre sus glorias futuras y su engrandecimiento personal, salida de la misma boca que tanta humildad respira, parece una paradoja 4 los ojos de la razon, si no miramos al origen de estas palabras. Maria habla por inspiracion divina. Maria es una profe- tisa que anuncia sus propias excelencias, que se han de cumplir sin que falte un apice; si quereis probar y de- TOMO Ul. 32 ’