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de la Divinidad; pero de tal modo, que en todas sus ora-— ciones, despues de pedir gracia por los méritos de Jesu-— cristo, pone por intercesora 4 Maria; y despues de alabar y bendecir las misericordias del Seiior, alaba y enaltece en seguida las piedades de Maria; cuando la han perse- guido los tiranos, se ha refugiado en el seno mater- nal de Maria; scaiio los herejes la han querido des- pedazar con sus cismas y errores, ha encontrado el cen- -tro de unidad en Maria; cuando los hombres del mun- do la han querido sojuzgar, Maria la ha conservado en toda la independencia que tiene de las potestades del siglo; si, esta Reina augusta confunde con una mirada 4 los enemigos de la fé, y con su poderosa mano am- para 4 cuantos la invocan, Si tenemos algun temor de acudir 4 su Hijo porque, no obstante ser hombre, tiene toda la majestad de Dios, ahi se presenta Maria, en la que no hallaremos, como afirma el suavisimo Bernardo, sino amor y auizara, pero amor y dulzura de Madre, que se halla siempre dispuesta 4 reconciliarnos con su Hijo. Erit signum federis, etc. Debo concluir precisamente ahora, cuando debiera em- pezar; no he hecho mas que poner los cimientos que sos- tienen el edificio tan firme como majestuoso del culto catélico hacia Maria. Maria desde el principio del mundo _fué esperada por los Patriarcas como Madre del Redentor, y Dios la presenté 4 los pueblos en emblemas y simbolos - llenos de gloria y majestad, para que la esperasen como un portento del cielo. La vieron claramente los Profetas, suspiraban por ella los justos, y en espiritu se prosterna- ban ante la que todas las generaciones llamarian dichosa.

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