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como si no hubiesen existido; sdlo este hecho portentoso se conserva con los caractéres de una escena que acaba de representarse: no importa que las generaciones sean distintas, que los hombres corrompan cuanto tocan con su pestilente mano, que el error levante su ominosa ca- beza, que el infierno brame y que la impia filosofia deri- . sione y denigre los hechos, que éste va pasando intacto ~é incorrupto al través de las revoluciones del mundo, no fatigdndose los pueblos en alabar y bendecir el momento augusto en que se pudo decir: «Cumplidse el reino de nuestro Dios y la potestad de su Cristo.» Entre tantos grandes eventos como ha habido, sdlo éste ha llamado la atencion universal; sdlo él puede glo- riarse de haber impreso el sello de la unanimidad en las ideas de mil y mil pueblos, que han pasado en el enorme ~ espacio de cincuenta y nueve siglos. Cuanto ha habido de glorioso en las nacienes, cuantos ingenios sublimes © han ilustrado el mundo, otro tanto se ha hecho 4 vista de este gran acontecimiento. En un hecho de tanta impor- tancia, que tenia en suspension los cielos y la tierra, 4 los Angeles y los hombres; en un hecho en que iba nada ménos que la vindicacion de la gloria de Dios , la refor- macion del hombre , la ruina de Satanas; en un hecho ions que ‘no podia. sala a cabo sino eicendo Dios la natu- -- valeza humana. en las entrafias de una virgen, gpodia * acaso esta mujer pasar desapercibida? ,Podian los pue- hlos pensar en su Redentor futuro, sin que al mismo tiempo fijasen sus ideas en la Madre? No; entre los cre- yentes que precedieron 4 la época de la redencion y nos- otros , no hay otra diferencia, en cuanto a creencias, sino que ellos ereian y esperaban en un Redentor futuro, y nosotros creemos que vino y obré la redencion: ellos , en general, no vieron mas que simbolos, ni oyeron mas que parabolas; y nosotros hemos visto la realidad de aquellas figuras , y oido clara y distintamente la voz del Verbo ee