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30 Moisés quienes oyen de la boca del mismo Dios que son — sus amigos y sus confidentes, postrandose los dos en tierra al oir tan de cerca la voz divina; son unos hom- ‘bres plebeyos quienes se acercan 4 un nifio recien naci= do, quedando arrobados al ver majestad que no infunde temor, resplandores que no ofuscan, ecos que consuelan, y al contemplar cudnta honra le ha cabido 4 un establo, cuanta dicha han tenido unas pajas, y cudnta gloria ha sobrevenido & un. pesebre. Mas noes esto todavia lo que embarga con- mas fopine los sentidos del cuerpo y eleva el alma: Dios se ha hecho hombre, se ha hecho hermano nuestro; es un niiio, tiene '. una madre. Y lo que produce en los primeros hombres que van 4 reconocer al Dios recien nacido un asombro indescriptible y un gozo todo celestial, es el ver que esa misma madre les dice que se acerquen 4 su nifio, que no teman , que pueden tocarlo y besarlo, porque ha nacido ~ para ellos. Viérase entdnces lo que no pudieran imaginar- - seni 4un los angeles mismos : unos zagales sencillos, sin letras, toscos y rudos, se pusieron 4 ver 4 Dios cara a eara, formando corona alrededor de su cuna, quienes, - eayéndoles de sus ojos hilos de lagrimas, no sabian de-. cirle sino que lo quieren, que lo aman, que lo adoran, y estan tam extdticos mirando, ora al nifio, ora 4 la madre, que apenas saben ya si estdn viviendo en la tierra 6 si_ ha Hegado para ellos la posesion del bien sumo en el cielo. Ya veis qué tierno. y enpetiader a es el primer paso que © han dado los hombres para acercarse a Dios. ,Quién se niega 4 tomar en sus brazosun nifio mas hermoso que las estrellas? gQuién no sella sus mejillas con dsculos de amor al verlo extender sus brazos y asomar en sus labios una sonrisa celestial? ¢Quién'se niega4 la invitacion de una. madre que le cede 4 uno tal hijo para que le abrace y se embriague en la contemplacion de su belleza? Nadie se

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