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22 ritu Santo pone en sus delicadas manos. Empiezan las primeras armonias protestando la divina poetisa que no recorreran sus manos las cuerdas del arpa sino para glo- rificar al Sefior y alegrarse en Dios, que es su Salvador. En seguida publica la inefable bondad de este Dios, que se ha dignado complacerse en su pequeiiez; y lan- zando una mirada escudrifiadora 4 cuantas generaciones ha de haber en el mundo, las vé 4 todas, una por una, y como si fuera més que hombre 6 que dngel, determina ‘lo que pensaran sobre Ella, lo que dirdn de Ella,y recita el elogio que le ha de dar el peregrino del destierro y el morador de la patria. Confiesa la Virgen que todo esto ha de suceder, porque ha hecho en Ella cosas grandes Aquel que es Todopoderoso , cuyo nombre es santo, cuya mise- ricordia se derrama de generacion en generacion sobre los que lo temen, compendiando asi en dos palabras las “grandes misericordias de Dios sobre los hombres, las cuales dice empezaron 4 verse en la infancia del mundo, se iban 4 manifestar muy pronto con nueva gloria, para descubrirse en todos sus resplandores en el ae de la eternidad. ' Aqui podemos decir que termina la primera spite del cantico de la Virgen refiriendo las misericordias de Dios para con Ella y para con los hombres. ;Y quién puede se- guir los vuelos mas que humanos que da al instante el espiritu de la Virgen? Lo que sigue es como una epopeya misteriosa de los hechos de Dios: alli en dos rasgos se ven descritos combates, batallas, usurpaciones, invasio- nes injustas: ¥ entronizamientos inicuos; alli aparecen soberbios enaltecidos y llenos de huthillacion, poderosos por efecto de sus violencias, ricos con lo que han cogido a los demas, gentes reducidas por el despotismo al ham- bre y 4 la miseria, y, por fin, humildes deprimidos por los que constituyen el derecho en la fuerza. Todo esto ha visto la Virgen en un instante; sangrientas lides de prin-

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