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fios mas apacibles, los eéfiros mas suaves, los rocfos mas fecundos: del dia, la parte mas florida, los mas vi- vos y deliciosos colores, el periodo mds templado; al ser — concebida Marfa, pasaba la noche de la Ley escrita y em- pezaba 4 alborear el dia de la ley de gracia, recogiendo en si cuanto habia habido de mas precioso en la antigua, y cuanto habria de sobrehumano en la nueva: Quasi aurora consurgens; laesperanza de los Patriarcas y el celo de los Apéstoles ; la fé de los Profetas y la ciencia de los Doctores ; el valor de los capitanes y la constancia de los martires; y, por*fin, uniendo en si dos cosas, que parecian opuestas, tuvo de un modo nuevo y milagroso la fecundidad de las mujeres israelitas y la pureza virgi- nal de las doncellas cristianas. Nadie lo dude, pues, amados mios: por mucha que sea la elevacion de Maria, por ser Madre de Dios; por grande y extraordinario que sea el amor qué Dios la tuvo, no hubiera sido amor de hijo el dejarla caer en la <walps original. 4Cémo hubiera tenido la gloria de des- iruir el pecado y vencer al demonio, naciendo de una madre que hubiera sido pecadora por un momento? 4Como hubiera despedazado al dragon infernal, permitiendo qué su Madre cayese en sus garras bortendasd Desterrado -éste 4 los abismos, encadenado entre los fuegos eternos, le hubiera siempre quedado la gloria de queen su misma derrota habia tenido la habilidad de no quedar vencido, pues habia ensangrentado sus dientes en la Madre de Dios; y esta criatura, destinada 4 hollar y pulverizar la cabeza de la serpiente, gqué desconsolada no se veria al contemplar que la misma serpiente que tiene 4 sus plan- _tas la habia dominado por algunos momentos, la habia ven- cido yencadenado? Siempre vencedora, ghubiera permitido su Hijo que alguna vez fuese vencida? Siempre hermosa como la luna, ghabria empaiiado su tersa y blanca luz con las nubes del pecado? Siempre escogida como el sol, TOMO III. 2 ~