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10 ‘tanto mas se asemejé 4 su Criador; & este solo pertenece -substancialmente, como dice Santiago, ser el Padre dela luz, incapaz de sombras ni expuesto a vicisitudes ; siendo, pues, la Madre semejante al Hijo, zno demostré un amor especialisimo haciendo que Ella fuese por gracia lo que El es por-naturaleza, dandola por privilegio lo que El tiene por esencia, la blancurade la eterna luz, cuyos tersos res- plandores no empafan ni un momento la sombra del pe- cado? En todos los hombres, lo primero que empieza a cubrir la faz de su existencia sen las tinieblas, y desu caos hace Dios con un brazo poderoso que salga la luz y reviva 4 la gracia; pero por muy semejantes que sean al autor de tanto esplendor, siempre se la puede decir, para > su humillacion, que fueron alguna vez vasos de ira y - de pecado; que hubo para ellos un momento , jmomento infausto! én que Dios era luz y ellos tinieblas; Dios los lla- _maba al cielo, y ellos no merecian sino las penas del abis- mo eterno; pero ,pudo encontrarse un momento tan ne- fasto en la vida de Marfa? No es Maria como los cielos y la tierra, que. primero estuvieron envueltos en sombras horribles ,y luégo fueron baiiados de la luz; no es como los otros hombres, engendrados entre los horrores del pe- cado, sino que, semejante al Verbo eterno, siempre ro- deado de rayos esplendorosos, fué concebida entre las luces de los Santos, y bajo la iluminacion de la divina cara. . «Ni podia suceder de otro modo, dice el sublime Agus- tin; porque era necesario que hubiese en la tierra una semejanza total y completa de la Divinidad , asi como hay una eterna éincreada en el cielo entre el Padre y el Hijo.» Oid, amados mios, esta teologia profunda, y casi inaccesible 4 la comprension humana; fué electa Maria para engendrar en su claustro virginal al que eternamen- te es engendrado por el Padre en su propio seno: era, pues, justo que, asi como por la generacion eterna hay

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