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54 : , educais 4 vuestros hijos? Que al verse solos quieren imi-- tar lo que han visto en los mayores; la curiosidad los impele 4 saber, y cuando ménos lo piensan, ya han des- tapado el velo que encubria su pudor; se les han revela- do misterios de iniquidad, y han destruido su inocencia. Vosotros no sabeis esto; pero yo, como ministro del Evan- gelio , lo sé 4 ciencia cierta; asi es que apenas hay edad para la inocencia, y vemos que hay hoy dia en los nifios de ocho afios tanta maldad como no se encontraba hace cincuenta aiios en muchos hombres muy provectos, se- gun nos atestiguan esos ancianos venerables , testigos oculares y fidedignos de los acontecimientos de la gene- racion pasada y presente. : Estos son, amados mios, los efectos de la vana curio- sidad: destruir la caridad, aniquilar la inocencia, des- terrar y amortiguar la fé; no creais que el cuadro que os he delineado esté exagerado, no: los resultados son atin mas funestos ; el'mundo no podra sufrir esta reconven— cion, porque es demasiado loco; Ja curiosidad para él es la madre de los grandes talentos, el origen de los héroes; el alma de la sociedad, en fin, es un entretenimiento inocente. ;Demencia inaudita! Oidme aun por un ins- tante: la curiosidad vana destruy6 la amistad de Dios con el hombre , convirtié el amor puro de la criatura en amor sensual, causé las calamidades mas horribles, y atrajo 4 la humanidad los azotes mas horrendos. i Morta- les que vivis envueltos en miserias, en dolor, en en- fermedades, que no contais con un punto seguro en la vida, que temeis el aguijon de la muerte, que os veis precisados 4 sudar para poder alimentar vuestro cuer- po, que temeis un porvenir eterno, incierto siempre para vosotros! ; Hombres desgraciados que arrastrais ca- denas! vosotros, los que gemis en las mazmorras ; vos— otros, en fin, que no teneis dicha ni sosiego en el mun- do, 44 quién debeis estos males? A la curiosidad vana. oe ARNO i tes Ei toes

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