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562 mano 4 mano contra el cielo. Si; la lanzada , dice San Ber- nardo, nada pudo hacer al Cuerpo difunto de Jesus, pero atravesé de parte parte el Corazon de Maria. ;Oh Madre la mas heréica! sila vanidad hizo esculpir sobre la lapida de una heroina antigua que era mas fuerte que los hom- bres, la verdad nos hara decir que ti eres mas fuerte que los angeles; yo no dudo en este momento poder de- ciros' lo que el Angel dijo 4 aque! Patriarca: Contra Deum fortis fuisti. Habeis resistido pecho 4 pecho 4 la fuerza de Dios. (Genes., xxxt1, vers. 23.) Si, amados mios: la fortaleza del corazon de Marta era mas que humana para ser superior 4 tanta pena. En el 6rden natural de las cosas no vemos un ejemplo se- mejante. ,Qué madre hay en el mundo que no deje a otros e] cuidado de amortajar al hijo que murié en sus brazos? 4Qué corazon se encuentra que pueda resistir a las impresiones funestas que causa la vista de un cada- ver exanime en quien poco antes habitaba una alma en- teramente unida con la de sus progenitores? Sdlo el co- — razon dé Maria es superior 4 tamafias desventuras. Sen- tada al pié de la cruz, se apresta para recibir en su re- gazo al cuerpo difunto de su hijo Dios, aunque en aquel acto se renueven en su corazon todas las heridas que El habia recibido. Fortis contra Deum. Ella lo estrecha mil veces en su sagrado pecho; Ella acaba de limpiar su figu- ra con sus lagrimas; Ella saca las espinas que le habian quedado en la cabeza; Ella, por fin, sostiené en sus bra- zos débiles al Dios fuerte, al Dios de las virtudes, bajo cuyo peso tiemblan las alas de los querubines. Con- tra Deum fortis. Y, wltimamente: Ella lo lleva al se- pulcro privandose del ultimo consuelo que le habia que- dado de ver siquiera el cuerpo muerto de su Hijo. Va- mos internandonos de tal modo en el laberintoso caos de los dolores de Maria, que nos vemos obligados 4 re- troceder. ;
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