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564 razon de Madre, se esta quieta é inmdvil cuando el horren- do sayon despedaza 4 su.amada prenda? Si, amados mios; pero no nos admiremos.,Maria era Madre de Dios, y tanto era su amor y ternura , como su valor y constancia. Os pido renoveis vuestra atencion benévola , pues voy ades- cribiros un misterio de piedad encerrado en la oblacion del Hijo y en el heroismo de la Madre. Dios habia determinado perdonar al hombre mediante lamuerte de suHijo,siendo ésta la mas cruel é ignominio- sa que imaginarse pudiera. Y asicomo el primer hombreno ofendié 4 su Criador sino con el concurso de la mujer, asi tambien Jesucristo romperia el decreto de proscripcion,, padeciendo en union de otra mujer. De este modo, el ca- liz de Jesus lo es de su Madre; los tormentos, las espinas, los clavos, igualmente traspasan el cuerpo del Hijo y el corazon de la Madre. 4Qué prodigio, pues, de constan- cia es éste, amados mios, que Jesus muere 4 fuerza de dolor, y Maria atin esta en pié? Tan abandonado se ve el Hijo como la Madre, y gAquél se queja y Esta calla? Mas jay! Maria no muere, porque el cielo la conserva para soportar otros tormentos atin, despues que Jesus haya es- pirado. Si en los postreros momentos de su vida el cielo la ha negado el rocio de consuelo que jams escasea las almas justas, despues de muerto se ha vuelto de bronce, Concluyeron los dolores del Hijo, y empiezan de nuevo los de la Madre. No contentos los sicarios con haber sa- ciado su furoral crucificarle , intentan nuevas atrocidades despues que ha espirado. Un soldado furibundo y desal- mado se llega junto 4 la Madre desconsolada, y enris- trando su lanza, abre el pecho sagrado del difunto. ;Oh constancia de Maria! Este golpe no hiere ya 4 Jesus , que se halla exanime, pero hiere el corazon de Maria, que esta viviendo junto 4 su hijo, y, esto no obstante, esta invul- ‘ nerable cémo un diamante. No parece sino que, animada de una fuerza’ divina, se puso 4 pelear mejor que Jacob: TOMO Il. : 36

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