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nimo corazon de Maria no: sé derritiese 4 la vista del espectaculo cruel de un Hijo moribundo ; se me hace im- posible creer que guardara tanta majestad y serenidad aquella frente divina cuando toda lanaturaleza y su Autor se hallaban consternados. Todo cuanto existe, llora ; llo- © raba su Hijo; como afirma el Apdstol (cap. v, vers. 7, Ad Hebr.); y Noraba con voces clamorosas: Cum clamore va~ lido et lacrymis; lloraba el cielo, encubriendo sus rayos entre densas y negras tinieblas; lloraba la tierra, dando sacudidas espantosas, temerosa de ver su superficie re- gada por la sangre de un Dios; loraban los muertos, pues se levantaron las lapidas sepulcrales, no queriendo ya en- cubrir en su seno tenebroso las cenizas yertas é insensi- bles; loraba'toda la naturaleza la muerte de su Criador; lloraban los angeles las ignominias de su Rey ;'y 4 Maria no llora? ; Ah! Yo no-dudaré-afirmar que lloré, pues la Iglesia no duda cantar que estaba en pié junto 4 la cruz la dolorosa Madre, envuelta en:mares de amargas lagri- _ mas. Stabat»Mater dolorosa, juxta crucem lacrymosa. Lloré sin consuelo, y sus lagrimas surcaron sus hermo= sas mejillas. ” Mas no se crea que la tierna Madre dejase dio! ser la heroina constante y valerosa; no penseis que los gemidos de Marfa fueron tan estrepitosos como los de las madres comunes, para cuyos llantos el aire no tiene bastante es- — -pacio para recibir sus ecos; las lagrimas de Maria fueron semejantes 4 las cristalinas aguas que con dulce y suave susurro salen del copioso manantial situado entre blan- cas piedras..Su gemido fué como el dela mansa tortolilla, ceuyos dolorosos ayes penetran con suavidad los silencio- sos desiertos; y en medio de ellos conservé su valor he- réieo, sudctitud modesta y virginal; yj como: dice San Ambrosio. (De institut. virg., cap. vit), miraba con ojos piadosos las Hagas de'su Hijo, por las cuales sabfa que vendria la redencion de todos, «y con una constancia sin- wos RRO ae" Oia Path inate calle

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