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se hallaria, pues, el corazon de Maria en Ja pasion de su Hijo? «Es verdad , dice San Bernardo, que muy de ante- mano estaba persuadida deque su amado Jesus tenia que morir; Dios no la habia ocultado sus designios, pues & los cuarenta dias despues de nacido la dijo por medio de un Profeta que su alma seria traspasada con el cuchillo del dolor; no ignoraba Maria que sus cuidados, prodiga- dos con tents ternura hacia él, sdlo servian. para alimen- lar y conservar una victima para la expiacion de la hu- mana descendencia; si, cuantas veces veia'sus manos y piés, los eonsideraba chen y horadados con el hier- ro de la cruz; cuantas veces contemplaba su cabeza, se:le representaba toda agujereada con las espinas, aféada con la sangre, el sudor, el polvo y los esputos de sus enemi- gos; cuantas veces miraba aquellos ojos divinos, aquella boca suave, aquel pecho depositario de la divinidad, los veia hundidos con las agonias, lividos por la falta de aliento y herido por la lanza cruel: todo esto es verdad; pero estas ideas, si bien entristecian el corazon de Maria, . mas eran semejantes 4 las tempestades encerradas entre densas y negras nubes que, amenazando desde léjos, con- tienen al viajero en una pavorosa expectativa. Mas jay! llegé el momento en que toda la ira del cielo descar- gaba sobre Jesus, en que los hombres se apoderaron del Justo, en que se reunieron los principes contra ‘el ungido del Sefior. gQué designios sugerird 4 Maria su tierno corazon? No le es posible arrancar de las manos impias la victima del pecado, pues ella la ha ofrecido ya para el holocausto; y el deseo que tiene de la redencion humana’es tan ardiente, que si el Padre Eterno se lo man- dara, ella misma, con mas valor y fé que Abraham, des= cargaria el golpe mortal en la cerviz de su Hijo amado. Inspirada , pues, porsu amor, determina ponerse al lado de Jesus, aunque la cueste la vida. Vedla, pues, salircon paso firme y generoso del retiro donde permanecia. Los »

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