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nada desde que Jesus ha sido arrastrado 4 los tribunales como un asesino, tratado de sacrilego y acusado de re- voltoso. El Rey de los siglos, el resplandor de la gloria, desaparece del espiritu de Maria, y no ve sino al gusano del pueblo, al desecho de la plebe , al objeto de la derision universal, al anatematizado por Dios y por los hombres, el que por fin se halla encubierto con la fria losa. Asi es combatido el espiritu de la desconsolada Madre; las ideas se Suceden unas 4 otras, causdndola nuevos martirios, cumpliéndose en ella lo que decia de si la antigua hija. de Sion en su amarga soledad: Posuit me quasi signum ad sagittam. Soy yo el blanco de todas las saetas; han alzado los enemigos en derredor mio un muro, y me han rodeado de amarguras y de hiel. Me han colocado en lu- gares tenebrosos como 4 los que estan muertos para siem- pre; me han llenado de amarguras, y me han abrevado de ajenjos; todos sus tiros han sido arrojados contra mi. Possuit me quasi , etc. Si, amados mios; como las bocas de bronce se encruelecen vomitando fuego contra bastion opuesto, en que hallan resistencia, como le sucede y nu- tre el fuego enemigo, dandose el estampido de un disparo antes que haya atin cesado el run run de los otros, cau- sando & un tiempo ruinas, desastres, muertes, incendios y horror; del mismo modo se ve asediado y atacado el triste corazon de Maria en su amarga soledad. j Ah! Si al pavoroso aspecto de las tinieblas se afladen las ideas ligubres que del silencio mismo van saliendo con fuerza aterradora, apenas hay espiritu humano que pueda resistir 4 sus fatales impresiones; los cabellos se erizan, el corazon se estremece, el cuerpo es bafiado de un sudor frio, el alma se entrega 4 una mortal languidez. En tan triste desamparo, y sdlo la presencia de un amigo, puede sostener el golpe funesto que con implacable furia caeria sobre la cerviz del que es victima de tamaiia des- gracia. Verse sdlo en lébrega noche despues de haber lle— pia.